NO LEER SI NO HAS LEÍDO LA BILOGÍA BÉSAME PRINCESA.
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Bésame Princesa:
Kindle:Bésame princesa. I
Papel: Besame Princesa: Volume 1
Bésame Princesa y quédate conmigo:
Kindle:Bésame princesa y quédate conmigo. II
Papel: Bésame princesa y quédate conmigo. (II): Volume 2 (B?same princesa)
BIENVENIDAS A LA FIESTA PRIVADA
Estoy de los nervios. No
sé qué puedo esperar de Lucía y Hans. Esta reunión con las chicas se me ha ido
de las manos. Nunca pensé que estos dos serían capaces de acceder a una
entrevista múltiple y en persona. ¿Pero qué digo? Sí cuando les llamé por
teléfono los gritos de Lucía casi me dejan sorda.
***
— ¿Pero qué me estás diciendo Marta? Sí – se pone a
gritar como una jodida tarada. – Claro que sí. Hans, te toca fletar un avión
para traer a las chicas a casa. Yujuuuuuuuuuuuuuuuu. - Me puedo imaginar
perfectamente la cara de Hans. – Venga cariño, que va a ser muy divertido.
—
Claro que sí. –
Dejo de escucharles.
—
Espero que no os
estéis metiendo mano. Tened un poco de respeto.
—
Pero si tú eres quien nos vigilaba y veía todo. ¿Te vas a
sorprender ahora?
—
No, pero esperad al menos a colgar.
—
De acuerdo.
—
El día 2 de noviembre nos vemos. – Niego con la cabeza
antes de colgar.
—
Perfecto. Fiesta en casa – continua gritando.
Nada más colgar el teléfono sé que la fiesta va a ser al
más puro estilo Lucía Medina.
Cuando les digo a las chicas que el 2 de noviembre tenemos
una fiesta privada en casa de Lucía y Hans se vuelven locas. Me las imagino
apuntando en alguna libreta las miles de preguntas que les quieren hacer. Es
normal. Su historia les ha llegado tanto que son parte de su vida. Y yo me
emociono al saber que algo que ha ocurrido a tantos kilómetros de distancia, se
haya vuelto parte de sus vidas.
***
El día casi ha llegado. Estoy en mi habitación del hotel
esperando a que llegue el taxi. No sé muy bien cómo explicar el sentimiento que
tengo dentro. Es algo extraño. Su historia ha traspasado esas páginas y ha
llegado a mucha gente que ni era capaz de imaginarme. Pero aquí estoy,
terminando de pintarme los labios para irme de fiesta con ellos. Absolutamente
increíble.
Media hora después estoy saliendo del taxi, admirando la
casa que tantas veces me he imaginado. Respiro varias veces y me agito el pelo
antes de llamar al timbre. Me tiembla todo el cuerpo y antes de que mi dedo lo
presione se abre la puerta y me encuentro con Hans. Con esos ojazos azules y
ese pelo, y ese cuerpo y esa sonrisa. Me he vuelto gilipollas y seguramente
estoy babeando, dejando un círculo pringoso en mi camiseta.
—
Hola Marta. Puedes dejar de babear y pasar si te apetece.
Si no te saco aquí unas cervezas o lo que te apetezca y listo – sin pensármelo
le doy en el brazo. – Exactamente igual como me imaginaba.
—
Hola Hans. No te lo creas tanto. Que estás muy bien, pero
tengo a más protagonistas contra los que tienes que competir. – Le miro
levantando una ceja desafiante y me desarma con su sonrisa, pasando un brazo
sobre mi hombro pegándome a él.
—
Pero yo siempre seré tu monito. - Me abraza tan fuerte
que creo que se me van a salir los ojos de la cara, pero sienta bien. Muy bien.
—
Sí, pero no se lo digas a los demás o tendremos un gran
problema.
—
De acuerdo – me guiña un ojo. – Vamos que Lucía se está
volviendo loca y no sé realmente que va a pasar aquí hoy. ¿Habrá algún hombre
más?
—
No. Pero creo que si viene Glen o Nico o Pablo las chicas
seguro que lo agradecen, y yo también – carraspeo y entro dentro de la casa.
Busco a Lucía con la mirada y la encuentro en el jardín
montando una mesa con aperitivos y unos sofás y pufs repartidos alrededor. Al
notar que estoy observándola suelta lo que lleva en las manos y se acerca a mí
corriendo.
—
Dios Marta, no sabías las ganas que tenía de abrazarte en
persona. – Su abrazo es dulce y fuerte. Tal y como es ella.
—
Lo mismo digo Lu.
—
Me encanta lo que habéis preparado. Me encanta.
Nos tiramos más de media hora charlando de todo y nada
mientras Hans está al teléfono y termina de preparar la mesa.
—
Sí que las recoja en el hotel. Sí, me avisas cuando
estéis llegando. Adiós.
Un rato después suena el timbre y Hans sale a abrir. Me
imagino que cara van a poner cuando sea él quien abra la puerta. Se escucha un
revuelo, unas palabras entrecortadas, unos suspiros y nada más.
—
¿Es el efecto que produce siempre Hans?
—
Sí, tú lo deberías saber Marta. Pero sí, suele ser ese
efecto. Balbuceo, sonrisas idiotas y tartamudeo. A mí hay veces que aún me
pasa. – Se ríe y al momento notamos unas cuántas miradas en nuestros cogotes.
Dejamos los mojitos y nos levantamos.
—
Hola chicas. Voy a hacer las presentaciones formales.
Lucía, Hans, estas son Patricia, Ny, MJota, Paqui, Gema, Mariana, Ángeles,
Mari, Silvia, Ana, Erika, Milagros, Susi y Gema – una a una van levantando la
mano pero sin decir una sola palabra. – Y os aseguro que no son mudas pero me
parece que estar aquí les ha impresionado un poco. Os juro que hablan por los
codos y llevan meses preguntándome por vosotros.
—
Vamos a ver, ¿cómo pretendes que no nos quedemos un poco
locas por estar aquí? – la primera en reaccionar es Mari.
—
Pues todo esto ha sido idea tuya así que no me vengas
ahora con no tengo palabras, que no eres de las que se quedan calladitas.
—
Lo sé, pero no pensaba que – se lleva la mano a la boca –
todo sería así. Pero es que además Hans no deja de mirarme y me pone nerviosa
con esos ojazos que tiene.
—
Será porque tú vas sin ojos por la vida – Hans contesta a
Mari y tres, dos, uno.
—
¿Puedo hacer un clon y quedármelo Marta? – Mari sonríe.
—
A mí no me preguntas. Mejor que te conteste Lucía –
levanto las manos y me echo a reír.
—
Bueno, pues si vais a seguir comiéndoos a Hans con los
ojos mejor nos sentamos y yo me pongo hasta el culo de mojitos. – Lucía se va a
la cocina y saca varias jarras, dejándolas en la mesa y rellenando vasos.
—
Yo si puede ser algo sin alcohol. – MJota muestra su incipiente
embarazo.
—
Felicidades. – Lucía la abraza fuertemente y luego se
acerca Hans. MJota creo que ha dejado de respirar.
—
Felicidades preciosa.
—
Mu… muchas gracias chicos. – Se sienta con la cara roja
cerca de mí.
—
Este tío no es normal. – Mariana se sienta al lado de
MJota. – No, definitivamente no es normal. ¿Pero tú le has visto?
—
Sí Mariana, le he visto durante muchos meses y me volvió
loca en su momento. Ahora solo vuelve loca a Lucía.
Las chicas parece que se van soltando poco a poco con los
mojitos y se nota que van perdiendo un poco la vergüenza a hablar y preguntar.
Lucía se planta en medio de todas y nos mira una a una.
—
De verdad que no sé muy bien por dónde empezar. – Se
lleva las manos a la boca. – Quiero agradeceros desde el corazón todo el cariño
que nos habéis brindado. Sé que puedo hablar por boca de Marta – me mira
guiándome un ojo – y deciros que estamos emocionados por la acogida que ha
tenido nuestra historia.
—
Sí chicas – Hans se agacha detrás de Lucía. – Que nuestra
pequeña historia os haya llegado tanto. Que nos conozcáis como si hubieseis
estado aquí día a día con nosotros. Sabéis por todo lo que hemos pasado, todo
lo que hemos hecho y aun así, nos mostráis tantísimo cariño que nos llega a
través de Marta. Cómo os habéis sentido parte de todo lo que hemos vivido, lo
bueno – abraza a Lucía por los hombros – y lo malo – la besa en la cabeza. –
Sois parte de nosotros como nosotros somos parte de vosotras.
—
Que jodido el tío cómo habla – se me escapa en alto y
todas se empiezan a reír.
—
Que boquita tienes Marta – MJota me reprocha riéndose y
yo le saco la lengua.
—
Y cuando nos contó en lo que consistiría esto, una
reunión con algunas de las lectoras, con una reseñadora y con la autora, nos
pareció simplemente genial. Al principio no lo entendimos muy bien pero cuando
Marta nos explicó todo, Lucía se volvió loca. – Hans besa de nuevo a Lucía.
—
Coño, juntarme con más taradas como yo que nos quieren
tanto, es la polla. Es una gran reunión de amigas jodidamente locas, que sin
conocerse en persona, se adoran. ¿O no? – noto cómo se miran entre todas y
levantan las copas para brindar.
—
Por la historia, por vosotros y por nosotras. – Mariana
es la que se levanta y habla.
—
Por todos. – Hans le guiña un ojo.
Brindamos y continuamos hablando como si nos conociésemos
de toda la vida. Yo me quedo observando las reacciones de todas y de ellos dos.
Son tal y como imaginé, abiertos, amables, dulces y muy picantes cuando
quieren.
ENTREVISTANDO A LOS PERSONAJES
Noto cómo todas quieren empezar a preguntar pero ninguna
se atreve, así que Mari toma la iniciativa.
—
Bueno, pues como veo que estáis un poco sin saber quién
empezar, lo hago yo. – Juguetea unos segundos con sus dedos en la copa y
respira profundo. – Voy a empezar por lo que más marcada me dejo de la primera
parte de vuestra historia. Lucía – esta le mira sonriendo – cuando estabas al
borde del precipicio, cuando tu mundo se vino abajo, ¿en algún momento pensaste
en tirarte por él?
—
Muy buena pregunta. – Lucía frunce los labios y me mira fijamente.
- ¿Qué coño pensabas hacer conmigo Marta? ¿Qué saltase y mis alas de la espalda
me hicieran volar? Porque te aseguro que la hostia que me podría haber dado si
me asomo un poco más en aquel acantilado, adiós a la segunda parte de la
novela. – Me mira fijamente muy seria y Hans nos mira a las dos sin entender
muy bien.
—
¿Te ibas a tirar? – mira a Lucía y me mira a mí. - ¿Ibas
a dejar que se lanzase al vacío sin una mano a la que aferrarse?
—
¿Estáis idiotas o qué os pasa? Claro que no. Lucía
decidió por sí misma llegar hasta allí aquella noche. Pero no iba a dejar que
se lanzase y ella en ningún momento se quiso lanzar. Solamente necesitaba – sin
dejar terminar la frase Lucía la continua.
—
Respirar. Necesitaba respirar, que me diese el aire y que
la noche ocultase mis lágrimas. Como dices Mari, mi mundo se vino abajo en tan
solo dos segundos por no tomar la decisión más correcta para los demás, pero sí
la adecuada para mí. – Agacha la cabeza unos segundos.
—
Fue muy arriesgado. – Hans se sitúa delante de Lucía. –
Arriesgaste todo y ganaste mi corazón. Aunque tarde un poco en darme cuenta de
lo que pasó.
—
Eso es algo que no pude entender muy bien. – Ángeles se
levanta para rellenarse la copa de nuevo. – Queriéndola como la querías,
conociéndola como supuestamente la conocías – se queda observado un poco dura a
Hans a los ojos - ¿por qué no dejaste que Lucía se explicase?
—
Directa y a la llaga. – Hans se aparta de Lucía y se
sitúa al lado de Ángeles. – Debería haber dejado que Lucía se explicase pero en
ese momento, la rabia de pensar que ella me había estado engañando, con algo
que destrozó mi vida, me superó. Pero más que enfadado con ella me decepcioné
conmigo mismo. Mi cabeza se montó una película y la cagué. La cagué tanto que
casi pierdo al amor de mi vida. Sí, fue culpa mía que ella se fuese corriendo
de mi lado, que ella sufriese tanto. La culpé de mis errores del pasado y me
aterró pensar que la podía perder por ello. La cagué al máximo. – Puedo ver
dolor en los ojos de Hans y me dan ganas de abrazarle. Pegarle dos meneos por
lo que hizo y después abrazarle.
—
Y si sabías que habías metido la pata ¿por qué esperaste
tanto para hablar con ella? – Ángeles sigue reprochándole a Hans su actitud.
—
Porque la cagué demasiado y más de una vez. – Hans se
sienta en un sofá enfrente de todas nosotras y al echar un vistazo, todas las
chicas esperan su respuesta atentamente. – No debí dejarme llevar por mis
antiguos sentimientos, ella solamente quería protegernos a todos. Pero después,
aquella noche, todo – nos observa una a una – no. No voy a excusarme por algo
que hice tan mal. – Lucía se sienta en las piernas de Hans.
—
Todo aquello ya pasó hace mucho tiempo cariño. Lo hemos
hablado y solucionado. No te sigas torturando por algo que no pasó.
—
Pero mi cabeza estaba allí y era consciente de ciertas
cosas.
—
Pero tu corazón estaba con Lucía. – Ny sentencia con su
frase. – Tu corazón estaba con Lucía y ella estaba contigo durante ese tiempo.
Eso es lo que te salvo y te llevo de nuevo a ella. Y eso, ese gran corazón que
tenéis los dos, es lo que nos enamoró a todas. – Ny mira al resto de las
chicas. – Sé que a todas os pasó lo mismo. Nos enamoramos a partes iguales de
estos dos locos.
Puedo escuchar un ohhhh generalizado y a alguna de las
chicas aplaudiendo. Hans aprovecha la situación para dar la vuelta a Lucía,
agarrándola de la cintura, sin importarle que todas nosotras les estemos mirando
y comienza a besarla como si no hubiese mañana. Estamos todas observando y
hasta a alguna se nos acelera demasiado la respiración. Definitivamente, somos
muy de mirar.
—
Sí Marta, porque mirar puede ser muy excitante. Joder. - Silvia me mira y se abanica con la mano. –
Calor, mucho calor.
—
Gracias cariño – Lucía se aparta de Hans y nos mira a
todas. – Dejad de babear que no pienso compartirlo, al menos ahora mismo –
levanta una ceja y se empieza a reír.
—
A eso iba yo – Ny se levanta estirándose el vestido y se
pasea cerca de ellos dos. – Lu, ¿puedo llamarte Lu?
—
Claro que sí, sois de la familia.
—
Una familia completamente disfuncional – me miran todas.
– Es la verdad, ahora no me vengáis con que todas estáis muy sanas mentalmente
hablando.
—
Disfuncional completamente – Hans rellena un par de vasos
más.
—
¿Quieres emborracharnos guapo? – Mari no deja de flirtear
sutilmente.
—
Os prefiero serenas. Borrachas debéis ser un plan Lu y
Rose desvirgando Las Vegas. – Se sienta entre Mari y yo.
—
Tú sigue jugando que esta es fuego – señalo a Mari
riéndome.
—
Pues tú eres la cerilla, así que no te acerques mucho a
nosotras Hans. – No puedo evitar partirme de risa mientras Ny sigue preguntando
sin cortarse.
—
Sabemos que Hans es el amor de tu vida, tu amigo, tu
hombre, tu persona y que tenéis una vida sexual que, joder, firmo ahora mismo
por ella. – Lucía niega con la cabeza sonriendo. - ¿Hay algo que le negarías? ¿Algo
que te replanteases si te lo pide?
—
¿En sexo? – se pasa la mano por la barbilla unos
segundos. – Definitivamente si trata de meter algún animal en nuestra
habitación o en cualquier otra parte. Anótatelo Hans, nada de animales.
—
Apuntado – hace un gesto en el aire como un tic.
—
¿Nada más? – Ny sigue con la pregunta.
—
A ver, puedo decir que nuestra relación va más allá de lo
que muchas personas imaginan. No nos regimos por los códigos – hace un gesto de
comillas – normales o estándar. Queremos ir más allá, explorar nuestros
cuerpos, nuestra imaginación y nuestro deseo. – Mientras habla pasa sus manos
por su pecho, sus caderas, su boca y Hans se remueve en el sofá.
—
¿Por qué la hiciste tan irremediablemente encantadora?
—
Ella es así, no la cree yo, no es un dibujo animado Hans.
Eso deberías saberlo. Los dos habéis hecho lo que os ha dado la puñetera gana
en la historia. Así que no me culpes a mí de que tengas una mujer tan
impresionante.
—
¿Y ahora que tenéis niños en casa seguís siendo tan
pasionales? – Erika se une a la pregunta de Ny.
—
Uy, me encargué de insonorizar las habitaciones de toda
la casa – abre los brazos tratando de abarcar todo. – Tenemos aquí a una de las
mujeres que más he oido blasfemar mientras nos dejamos llevar.
—
¡Qué fino cariño! Mientras nos dejamos llevar. – Lucía le
vacila y Hans entrecierra los ojos.
—
Ellas nos conocerán pero yo a ellas no y no sé si se
ofenderán con mi vocabulario.
—
Os aseguro que están acostumbradas a mi lengua Hans – le
agarro de la mano. – No se van a asustar, bueno, solo MJota, si dices tres
veces polla aparece por las noches en tus sueños.
—
Te estoy escuchando Marta. Es que tú tienes una lengua
demasiado rápida y afilada – se la saco y se ríe. – Tú déjame que cuando
aparezca Glen ya sacaré yo mi lengua al pasear.
—
Perra – no me corto al hablar con ella.
—
He aprendido de la mejor – me guiña un ojo y sonríe.
—
Aquí Hans se encargó de insonorizar la casa y demás, pero
la verdad es que los niños pasan mucho tiempo en casa de Glen y Rose. Ya veis
que las casas se comunican y es que Glen ha montado una especie de parque
infantil a lo bestia en la otra parte. Castillo hinchable, camas elásticas,
toro mecánico, vamos, que se los ha ganado a todos a base de juguetitos.
—
Mmmm, juguetitos. – Mariana sonríe seguramente al
recordar alguna parte de la novela. – Perdón, es que aún recuerdo la fabulosa
caja que te envió Hans con los juguetitos. – Lucía sonríe pícaramente.
—
¿Entonces os lleváis bien con los vecinos? – Gema se
levanta para observar las casas y las vistas desde las colinas de Beverly
Hills. - ¿Montáis muchas fiestecillas o tenéis muchas broncas?
—
Que os podemos decir de Glen y Rose. Somos más que
amigos, más que familia. Tenemos una relación más allá de todo. – Hans se
levanta para apagar el teléfono que está sonando. – Somos uno dividido en
cuatro, no sé si me explico. Los niños están todo el día juntos, jugando,
participando de todas las cosas que hacemos.
—
¿Qué tal se llevan los niños? Rachel y Hannah. Es que me
enamoré de las niñas. – Susi pregunta sonriendo.
—
Genial, ellas son hermanas, las tres junto con Ana. Son
como las tres mellizas. Vienen a la Fundación y bailamos todos en una clase
nueva que hemos hecho para los niños. Colaboran con nosotros allí en lo que
pueden tanto Hannah, como Rachel que son las más mayores. Ana es más pequeña y
bueno, hace lo que puede pero nos vuelve locos a todos. Está loca como su madre.
– Lucía mira su reloj. – Tienen que estar a punto de llegar y lo veréis con
vuestros propios ojos.
—
¿Y Jaime? – Erika pregunta y a Lucía se le iluminan los
ojos.
—
Me tiene enamorada. Siempre pensé que eso de amor sin
conocer al otro era imposible. Pero le quise antes de nacer y ahora le amo. Es
mi chico – Hans hace una mueca y saca el móvil para enseñarnos una foto de los
niños.
—
Es todo un adonis. Va a tener a las chicas locas en
cuanto crezca. Veis que ojos tiene y que sonrisa – va enseñando la foto.
—
En serio Hans, debes parar de hacer eso. Pareces un padre
psicótico, de esos que en cuanto tienen la oportunidad sacan la foto de la
cartera y se ponen a decir lo buenos que son sus hijos, lo guapos que son y que
son los mejores del mundo. – Lucía saca de la cocina más jarras con mojito.
—
Hablo la que les hizo a Hannah y Jaime una foto en un
estudio profesional y la imprimió a tamaño gigante para colgarla en tu despacho
de la academia.
—
Y también tenemos de Rachel y Ana. Pero es que son tan
guapos y adorables que los necesitamos ver todos los días mientras ellos están
fuera. – Se lleva una mano a la cara. – Joder soy una de esas madres de las que
antes me burlaba. Somos lo peos Hans.
—
Eres la mejor madre del mundo. Lo fuiste con Hannah antes
de realmente serlo. – Hans se acerca a ella.
—
¿Y qué tal está Hannah? – Susi pregunta tímidamente. –
Habéis tenido una relación tan especial desde el principio con ella, sobre todo
tu Lu. Sentí esa conexión al leer. ¿Sigue siendo así?
—
Sin duda alguna. Estas dos me vuelven loco. – Hans no
puede mantener la boca cerrada. – Las dos saben cómo sacarme de quicio y como
Jaime aún es tan pequeño, no tengo apoyos en esta casa.
—
Y cuando venimos nosotros tampoco. Ganamos siempre las
mujeres.
Todas nos damos la vuelta y detrás de nosotras están
Glen, Rose, Rachel y Ana, con Hannah, Jaime, Rufus y Olaf. Parecen una de esas
familias de marco de fotos de plata, una de esas fotos de una familia con padres
perfectos, con sonrisas perfectas y niños perfectos. Hasta que las niñas pasan
por nuestro lado, nos saludan sonrientes a todos y salen corriendo con los
perros, rodando por el jardín.
—
Rachel, Ana, Hannah cuidado que os vais a matar un día de
estos. – Rose medio grita cuando uno de los perros se enrosca en sus piernas y
hace que se tambalee hasta casi caer al suelo, cuando Glen la agarra de la
cintura pegándola a él.
—
Sigues siendo el mayor pato mareado de la historia Rose-
Lucía se burla de ella. – Menos mal que siempre está nuestro Glen para
salvarte.
—
¿Me salvaría a mí también? Madre del amor hermoso que
hombre. – Anna se estremece al mirarle.
—
A ti y a todas Anna. Me apunto a ese salvamento. – Silvia
sonríe. Lucía hace las presentaciones formales recordando a la perfección cada
nombre. Las chicas suspiran de nuevo al besar a Glen.
—
Aquí mi marido sigue levantando pasiones aunque esté un
poco mayor. – Rose coge una de las jarras de monitos y bebe directamente.
—
Mayor te voy a dar yo luego. – Glen guiña un ojo y juro que
más de una morimos de amor o de calentamiento global.
—
Ponedme al día. ¿Ya habéis preguntado de todo o llegamos
a tiempo para las preguntas cachondas?
—
Estoy segura de que aún quedan algunas de esas Rose – la
miro sonriendo y me guiña un ojo.
Seguimos charlando mientras los niños juegan al fondo del
jardín. Lucía se levanta para sacar a Jaime de la sillita y darle un biberón.
Es un niño precioso. Todas nos quedamos mirando esa imagen y Paqui es la que se
atreve con la pregunta más difícil que sé que más de una se ha planteado.
—
¿Seguís tratando de tener hijos biológicos? – Lucía sigue
dándole el biberón un poco alejada de todos y creo que no escucha la pregunta.
—
Hemos seguido haciendo pruebas pero tenemos asegurado un
99% de que Lucía no puede. Sería un milagro médico y la verdad – Hans se gira
para mirar a Lucía y el niño, ella le ve y le guiña un ojo junto con una de sus
impresionantes sonrisas – no puedo dejar que Lucía sufra por un embarazo casi
imposible. Quiero protegerla de todo dolor o pena. No podemos estar media vida
cegados por tener un hijo biológico. Hannah y Jaime son nuestros hijos.
Nuestros y da igual de quién tengan la sangre, el color de ojos o de pelo. Son
nuestros hijos. No podemos crear nada mejor de lo que ya tenemos con nosotros.
—
¿Adoptaríais de nuevo? ¿O contrataríais otro vientre de
alquiler? – MJota se toca su tripa.
—
Sin duda alguna. A mí me gustaría que Lucía sintiese lo
mismo que tú ahora mismo sientes. Sentir cómo tu hijo crece dentro de ti debe
de ser la sensación más maravillosa del mundo. Pero ella es tan especial, se
involucra tanto en todo, que sé que no necesita eso para amar sin medidas a
cualquier hijo que tengamos. Sea con un vientre de alquiler o adoptado. Sé que
no seremos solo los cuatro. Sé que la vida nos tiene muchas sorpresas
preparadas.
Todas estamos ensimismadas con las palabras de Hans. De
nuevo con una declaración de amor tan grande por Lucía que hasta a nosotras nos
hace temblar las piernas. Es puro amor. Después de todo lo que les ha pasado
encontraron su camino juntos.
—
A mí me dice
alguien algo así y me puedo morir ya tranquila. Joder con el monito, de verdad
Marta, le hiciste muy todo pero es que me acaba de ganar por completo. – Gema
sonríe.
—
Papi – Hannah se acerca a Hans con una medio sonrisa, muy
similar a las que suele hacer Lucía – mañana han quedado unos amigos para ir al
cine. ¿Podemos ir Rachel y yo con ellos?
—
¿Qué amigos?
—
Pues del colegio. ¿De dónde van a ser? – vemos como Hans
y Glen se miran.
—
¿Va algún adulto? – Glen busca algo en el teléfono
mientras habla con Hannah.
—
Viene la madre de Steve.
—
Steve ¿qué más? – Dios, Glen parece un policía de
narcóticos interrogando a un camello.
—
Tío, ¿estás buscándole en la web del colegio? Somos los
de clase. La madre de Steve, Carol, nos recogerá, estará con nosotros, luego
iremos a comer una pizza y luego nos traen a casa. – Hans y Glen se miran unos
segundos y no dicen nada.
—
Ve a jugar Hannah, después lo hablamos. – Rose le da un
beso y la niña se va a jugar de nuevo. – Se hacen mayores y tenéis que empezar
a asumirlo.
—
Son una niñas Rose. – Glen se remueve en el sofá.
—
Lo que vosotros digáis. – Rose se divierte sacando a los
dos de quicio.
—
¿Qué harás cuando Hannah tenga su primera cita? – Milagros
hace la pregunta que yo tenía en la punta de la lengua.
—
No. Hannah estará conmigo en casa hasta que cumpla 30. No
pienso dejar que ningún degenerado le haga daño o toque un pelo de su dulce
cabecita. – Lucía se sienta con Jaime dormido en sus brazos.
—
Por Dios Hans, ya hemos tenido esa conversación. – Nos
mira a todas. – Le estoy tratando de aleccionar poco a poco para que no le dé
un infarto el día que nuestra hija vaya a salir con un tío.
—
Es que no va a salir con ningún tío.
—
Como ahora digas que no vas a dejar que nadie mancille su
honor me meo Hans – Rose está ya descalza y sentada al lado de Lucía en el
suelo.
—
¿Te imaginas que se enamora de alguien como tú? – Milagros
mira fijamente a Hans y todas sabemos por dónde va esa pregunta.
—
¿Cómo yo?
—
Sí. Todo lo que tú y Lucía – les señala sin acabar la
frase.
—
No por Dios. Es mi hija. – Hans se lleva las manos a la
cara y se gira para mirarla.
—
Es ley de vida cariño, Hannah crecerá, al igual que lo
harán Rachel y Ana, no te libras tú tampoco Glen. – Lucía se levanta. – No
tenemos tabúes con ellas, les hablamos muy claro de todo aunque aún sean
pequeñas.
—
¿Les contáis todo? – Mari les escucha atentamente.
—
Sí, bueno, sí. Les hablamos sin medias tintas. Hemos
tenido la conversación - vuelve a hacer otro gesto de comillas – con ellas.
Queremos que sepan lo que está bien, lo que se puede hacer y lo que no deben
tolerar. No queremos que les suceda lo que me sucedió a mí. Y para ello desde
pequeñas deben saber cosas de sexo.
—
Glen y Hans pusieron el grito en el cielo cuando nos
pillaron hablando – Rose empieza a reírse.
—
Es que eran y son pequeñas. Es que os faltaba un vibrador
encima de la mesa – notamos como Rose y Lucía se miran conteniendo la risa. -
¿Qué les enseñasteis?
—
No os preocupéis de verdad. Solo quisimos que supieran lo
que está bien y lo que no. Protegerlas cuando no podamos estar a su lado –
escuchar a Lucía hablar de las niñas es notar el amor que les tiene. Es muy
buena madre y tía.
Está atardeciendo y no podemos dejar de hablar. Estamos
en familia y está siendo una experiencia muy muy divertida y productiva. Glen y
Hans comienzan a hacer una barbacoa para que podamos comer algo y no nos
dediquemos solo a beber, que es lo que llevamos haciendo media tarde.
—
Pues yo tengo una pregunta para Glen y no me voy a quedar
sin hacértela. – MJota se gira en el sofá para mirarle.
—
De acuerdo preciosa, dispara.
—
Glen no me digas esas cosas que estoy embarazada y mis
hormonas están súper revolucionadas. – MJota se acomoda en el sofá, cruza las
manos y sigue mirando a Glen fijamente. – Vamos a ver, ¿cómo se prepara alguien
como tú, un soltero de oro empedernido, ligón y fiestero para la despedida de
soltero y posterior boda con la mujer que te hizo creer de nuevo en el
compromiso? ¿Que tiene Rose para que haya conseguido tal cambio?
—
¿Has respirado en algún momento para hacer las
preguntas? Madre mía, esto es peor que un tercer grado. – Juguetea con las
pinzas de barbacoa. – No entraba en mis planes conocer a Rose, volverme loco,
enamorarme, volver a ser padre y casarme de nuevo. Juré y perjuré que jamás lo
volvería hacer. Pero la vida te pone de repente un culo en una cristalera, un
culo estupendo e impresionante y – levanta las manos. - Bueno el resto creo que
lo sabéis casi mejor que yo. – Da la vuelta a lo que tiene en la barbacoa, se
lava las manos en el grifo cercano y se acerca a nosotras secándose con un
trapo. – No era el soltero de oro.
—
Sí, sí que lo eras Glen.
El soltero de oro más cotizado de Los Ángeles. – Hans no se queda callado.
—
Por detrás de ti.
—
No, te aseguro que yo era
un idiota perdido. De mí solo querían el dinero.
—
Y tu rabo. – Hans mira a
Lucía que se tapa media cara con el mojito. – No me mires así, que ellas ya lo
saben todo. – Nos echamos todas, absolutamente todas, a reír. Creo que los
mojitos están haciendo desde un rato su efecto.
—
Bueno, lo que sea. No
buscaba nada, no buscaba a nadie. Pero llego Rose destrozando todas las
barreras y no me lo pensé mucho. Quería tenerla en mi vida para siempre. La
boda fue simplemente preciosa. Increíble. No tenía ningún tipo de nervios,
solamente quería que Rose llegase a aquel altar improvisado en la playa y
estrecharla entre mis brazos como mi mujer. – Abraza a Rose por la espalda. –
No necesite prepararme porque hacía años que la buscaba sin hacerlo y que la
amaba sin conocerla.
—
¿Veis lo que tengo que aguantar
a diario? – Rose se cuelga del cuello de Glen. – Es que te quiero cada día más
machote. Qué bien hice robándote.
—
Sobre lo de que qué tiene
Rose, te contestaré con otra pregunta MJota. ¿Qué no tiene para no enamorarme
de ella? Para no amarla y querer estar a su lado para siempre. Es simplemente
perfecta para mí y eso a mí me vale.
—
Sí quiero – MJota les
mira con cara de enamorada. – Vamos que yo también te habría dicho sí quiero
sin pensármelo.
—
Y el tema de las
despedidas de soltero y soltera – los dos se quedan mirándose. – Lo que pasó en
esos sitios se queda para siempre con nosotros y los invitados. Pero os
aseguramos que fue al más puro estilo Bésame Princesa.
Tengo claro que por la
cabeza de todas y cada una de las chicas están pasando imágenes de lo que
seguramente pasó, o no, en esas despedidas.
—
¿Aún os seguís montando
esas fiestas que os montabais antes o ya os habéis alejado de todo lo que
erais? – es el turno de Anna. Los cuatro se miran y en sus ojos se dibuja ese
algo especial que les caracteriza.
—
Sigue habiendo fiestas,
menos que antes por los niños. La verdad es que hay noches que lo único que nos
apetece es tumbarnos en el sofá grande, poner una película y dejar que se
duerman sobre nosotros. – Lucía nos contesta acunando a Jaime en sus brazos. –
Tus prioridades cambian con los niños y muchas de vosotras seguramente lo
sabréis, pero encontramos el término medio de no perder nuestra esencia, lo que
éramos y lo que somos.
—
Eso sí, cuando vamos a
una fiesta, arde Los Ángeles. Volvemos a ser solteros tal vez, pareja tal vez o
completamente desconocidos. – Rose juega con nosotras completamente.
—
A mi hay algo que me
lleva rondando la cabeza un tiempo. – Patricia les mira a los cuatro antes de
querer saber más. - Hans, me gustaría saber si alguna vez se te pasó por la
cabeza hacer un trío con Lucía y otra chica, o si alguna vez pensasteis en
tener una fiesta privada Glen, Rose, Lucía y tú. – De nuevo se quedan los
cuatro en silencio, mirándose de reojo y esbozando sonrisas que ya conozco. Juegan
con nosotras de nuevo y con nuestra imaginación.
—
¿Y quién te ha dicho
Patricia que eso no haya pasado nunca?
—
¿Nos vais a dejar con ese
come come? – Patricia se cruza de brazos.
—
Sí, de comer hubo mucho
aquella noche. – Lucía se mete dentro de la casa para acostar en el salón a
Jaime.
—
Sois malos con nosotras.
– Patricia entrecierra los ojos y frunce los labios.
—
Pedidle a Marta que os lo
cuente. Pueden ser algunas escenas eliminadas de las novelas. Quién sabe. –
Glen pasa por mi lado y me guiña un ojo.
—
No, a mí no me metas. –
Todas me miran. – No, no. Aquí están para responder, que no me dejen el marrón
a mí.
—
Chicas, hoy estáis de
suerte. Tengo aquí a un chico guapo y que estará encantado de estar entre tanta
chica guapa.
Escuchamos la voz de
Lucía y al girarnos vemos a Pablo. Sí, guapo sí, más bien guapísimo. Podríamos
hacer un calendario erótico solamente con ellos. Nos saluda una a una y se
sienta al lado de Rose.
—
Qué gusto da que estés
por aquí Pablo. ¿Y Sharon? – Rose le abraza fuertemente.
—
Está con su madre de
compras. Las he dejado en una tienda revolviendo un montón de cosas y como me
aburría he decidido venir a ver de qué va todo esto.
—
Pues a mí me vienes de perlas Pablo. – Mariana abre mucho
los ojos y le sonríe a Pablo. – Contigo quería yo hablar. Habría sido capaz de
sacarte del libro del pescuezo en las primeras páginas. ¿Qué se te pasaba por
la cabeza cuando las liabas con tu tía y tu hermana? Me refiero cuando te metías
en líos. ¿Lo hacías por algún motivo en concreto o por joder a tu hermana? –
Mariana está muy seria al hacer la pregunta.
—
Madre mía, eres igual de
directa que mi hermana. Joder que miedo. Pequeña pero matona oye. – El gesto
serio de Mariana cambia a una sonrisa. Efecto Pablo Medina sin duda.
—
Quiero saber por qué lo
hacías. No pude comprenderlo. – Pablo se remueve inquieto en el sofá y mira a
su hermana.
—
Porque era imbécil, así
de simple. Durante muchísimo tiempo culpe a Lucía de todo lo que nos había
pasado. Lo único que quería era vivir, vivir una vida que no había tenido.
Realmente no pensaba. Tal vez lo hacía por eso, por no pensar en la mierda que
nos había sucedido.
—
Pero tu hermana no tenía
la culpa de nada. – Mariana niega constantemente con la cabeza. - ¿Pensabas en
el daño que les estabas haciendo? Lucía se vino a este país para poder seguir
cuidando de ti a miles de kilómetros de distancia.
—
Sí, pero ella no me lo
dijo nunca. Me ocultó todo para que no sufriese y cuando tuve que venirme a
vivir aquí con ella, quise hacerle sentir el dolor que sentí yo cuando ella me
abandonó. – Se queda unos segundos en silencio. – Era un maldito crío y no
pensaba. No sabía el daño que le estaba haciendo a mi hermana y a mi tía. Yo –
se pasa una mano por el pelo negando – no sabía nada de lo que le pasó a mi
hermana cuando – todas sabemos de lo que está hablando. - Era un imbécil y no
medí las consecuencias de mis actos. Si no llega a ser por mi hermana y mi tía
seguramente habría acabado en alguna cuneta.
—
Todos cometemos errores,
pero tú lograste cambiar de vida. – Lucía se sienta sobre su hermano. – Te has
convertido en todo un hombre guapo, amable, adorable y una gran persona.
—
No hace falta que me
vendas, ya me han cazado. – Pablo se abraza a Lucía.
—
¿Qué tal está mi hermana?
Porque solo me contesta las llamadas si es para algo de la Fundación, no me
llama ni para preguntar por sus sobrinos. – Hans deja en la mesa unas
hamburguesas.
—
Porque hablo yo con ella.
– Lucía se levanta para coger unos platos y dárnoslos. – Somos mujeres y bueno,
me llamo hace una semana por un asunto femenino.
—
¿Femenino?- Hans y Pablo
la miran.
—
Nada de lo que os tengáis
que preocupar. Ya te enterarás Pablo – ninguno de los dos apartan sus ojos de
ella. – Se creen que se lo voy a decir – nos dice mientras sonríe. – Son cosas
de chicas y punto.
Mientras comemos algo
Lucía y Rose nos cuentan cómo les va en la academia. Tienen la misma pasión al
hablar de sus trabajos. Nos cuentan que hace unos meses prepararon un evento en
San Diego y que fue todo un éxito. El timbre de la casa nos interrumpe de la
charla.
—
Voy yo – Rose sale
corriendo y vuelve con Nico del brazo.
—
Esto no hace más que
llenarse de chicos guapos. – Lucía se acerca y le da un beso. – Chicas este es
Nico, aunque no sé para que os lo presento si nos conocéis mejor que nosotros
mismos.
—
Dios mío, que de mujeres
juntas.
—
Es una especie de
aquelarre molón. – Rose se empieza a comer una hamburguesa.
—
Miedo me dais, si
vosotras dos sois un peligro juntas, tantas – nos mira a todas – puede ser algo
terrorífico.
—
Pues aún no te han hecho
ninguna pregunta, pero te aseguro que se mueren por hacerlo, ¿verdad Silvia? –
miro a Silvia y sonríe lentamente.
—
Sí. Yo tengo una duda que
he tenido durante gran parte de la historia y con lo que pasó en Cabo, pues me
hizo pensar mucho en vosotros dos. – Señala con la cabeza a Nico y Lucía.
—
¿Nosotros? – Lucía se
señala extrañada.
—
Sí. Se ve que sois muy
buenos amigos, que os habéis ayudado muchísimo en los malos momentos. En Cabo
se pudo ver un feeling muy especial entre vosotros dos, pero, mi pregunta es
para Nico. ¿Qué sentiste por Lucía? – Nico se queda observando unos segundos a
Lucía y a Hans que está justo detrás de ella. – Cuando te lo puso tan difícil
al principio, cuando bailasteis la canción de Sia en la academia que te dijo
“por favor no me sueltes”, cuando estuvisteis en Cabo. No sé, a mí me huele que
hubo algo más por tu parte.
—
Recuerdas absolutamente
todo. – Nico respira profundamente. - ¿La verdad? Sí, sentí ese algo especial
del que hablas Silvia, pero no de la manera que todos os pudisteis imaginar, en
eso te incluyo Hans.
—
Nosotros ya hablamos de
eso. – Hans sonríe tranquilo.
—
Lucía como todas sabéis
es especial. De esas mujeres que son capaces de hacer de tu día o un paraíso o
un infierno. Pues hasta en los días malos, Lucía era buena. Sí, no puedo negar
que es Lucía. Esos ojos, esa sonrisa y esa personalidad me atrajo. Pero no de
esa manera. Es especial. Aunque no niego que si no hubiese estado con Hans no
hubiese intentado nada con ella. ¿A quién le amarga un dulce?
—
Te hubiese destrozado
Nico – Lucía y su juego. Que te vas a quemar.
—
No lo hiciste.
Los dos se quedan a
escasos centímetros mirándose sin hacer ni un solo gesto. Demasiado cerca y
hasta yo misma empiezo a montarme una extraña película en mi cabeza. Aparto mi
mirada de ellos y miro a Hans que está tratando de aguantar la risa, hasta que
Glen explota.
—
Aquella noche nos
destrozamos mutuamente. Eso y aquella parte de la casa. Aún mi tarjeta no se ha
recuperado.
Todas nos miramos entre
nosotras y les miramos uno a uno a Rose, Glen, Nico, Hans y Lucía. Esta última
levanta los hombros y pone su cara de yo no quería pero pasó.
Se ha hecho de noche sin
darnos cuenta y los padres de Hans han recogido a los niños. Se los han llevado
a todos a su casa para que nosotros ¿podamos ir a una fiesta muy especial?
—
¿Cómo? – Erika se levanta
de uno de los sofás.
—
Tranquilas. Es un
concierto en la playa, buena música, buena compañía y podréis seguir
preguntando lo que queráis o verlo con vuestros propios ojos.
Me alejo un poco de los
sofás y me acerco al final del jardín. Todo se ha iluminado, las casas, las
carreteras de toda la zona. Es exactamente igual que yo me había imaginado.
Noto los ojos de alguien clavados en mí.
—
¿Estás bien Marta? – Hans
me acerca una copa.
—
Sí, solamente estaba
admirando la vista. Sois muy afortunados.
—
Gracias a ti. – Frunzo la
nariz y le sonrío.
—
Esto os lo habéis ganado
a pulso todos. ¿Han acabado con sus preguntas ya?
—
Eso parece. Ahora están
hablando como si se conociesen de toda la vida. – Las observamos a todas y
están riendo y charlando.
—
Yo tengo unas preguntas
más. – Gema se levanta y nos mira a Hans y a mí.
—
Vamos que parece que tu
tercer grado aún no ha terminado. – Hans me mira y se ríe.
—
Lucía tiene mucho de ti.
– Aprovecha para abrazarme y susurrarme al oído. – Gracias por todo Marta.
—
Marta deja de sobar al
monito y atenta que todas les han preguntado a ellos, yo quiero saber sobre ti.
—
¿Sobre mí? – me llevo una
mano al pecho sorprendida. – Si de mí lo sabéis todo.
—
Me gustaría saber cómo te
has sentido tú al escribirlo, quiero decir, cómo has vivido la historia, qué te
ha producido, cómo te has sentido que nos hayamos involucrado tanto.
—
Madre mía metralleta. –
Hans me empuja. – Adelante Marta, me interesan esas respuestas.
—
Nosotros somos muy reales
– Glen se levanta y se pasea por delante de nosotras.
—
Sí Glen, yo te veo de lo
más real – MJota niega con la cabeza. – Igualito que mi ex. – Miro a MJota y
antes de contestar me rio.
—
Mirad, yo comencé a
escribir la historia un día, hace unos cuantos años. Comencé a plasmar ideas en
una hoja en blanco y cuando me quise dar cuenta llevaba al menos tres
capítulos. Estos tarados estaban en mi cabeza y querían salir de alguna manera.
Es una historia que tiene mucho de mí, que he dejado muchos sentimientos al
descubierto y algunas experiencias cercanas. – Me siento en un sofá delante de
todos. – Nunca pensé que su historia – señalo a los protagonistas – fuese a
llegar a tantas personas.
—
Es que es una historia
cojonuda, déjame decírtelo. Es nuestra historia. – Rose se da palmadas a sí
misma en el hombro.
—
Sí, con unos
protagonistas como vosotros era difícil hacer una mala historia. Teníais mucho
que contar. Saber que la historia la habéis devorado, os habéis sentido parte
de ella y la habéis sentido como propia, para mí eso es el éxito. Que lo hayáis
sentido al igual que yo lo hice cuando la escribí. Me siento orgullosa de que
os haya emocionado y de que os haya hecho creer muchas cosas nuevas. Bueno, y
que hayáis aceptado venir aquí hoy a esta locura, me dice que estáis mucho más
jodidamente taradas que yo. – Nos reímos todas a la vez. - ¿Respondida tu
pregunta Gema?
—
Sí. Completamente.
—
¿Alguna más? – las miro y
Mari afirma con la cabeza.
—
Tal vez sea la última
pregunta que te hagamos – se miran entre todas y afirman una a una. - ¿Qué te
impulso a escribir su historia?
—
¿Por qué no hacerlo? Es
una historia de amor, de superación, de nuevas oportunidades, de dolor, de
pasión, de amistad y de todo un poco. De reconocer tus propios errores y saber
que quien te quiere siempre los va a perdonar. Aunque la cagues de mil y una
maneras. Quería que su historia se conociese. Que todo el mundo supiera la
historia de Lucía y Hans, de Glen y Rose, de Pablo, de Nico, de las niñas, de
los padres, de la tía y que la gente supiese que en esta vida, siempre lo mejor
está por llegar y que con amor todo se puede superar. Amor de pareja, amor de
hermanos y amor del de verdad. Del bueno. No sé – me remuevo el pelo nerviosa.
– Quería que ellos tuviesen voz propia.
—
Y lo conseguiste. Poco a
poco se metieron en nuestras vidas y nos han traído aquí. – Mari se levanta y
se acerca a mí. – Gracias por hacerlo posible. Muchas gracias.
Respiro tranquila al
haber contestado todo, al saber que aquella locura ha salido a la perfección.
Mientras recogemos todo y nos convencen absolutamente a todas para que nos
vayamos a esa famosa fiesta con ellos por mi cabeza se me pasan preguntas que
yo también quiero hacer. Para Mari la organizadora de la reunión.
—
Yo tengo unas preguntas.
– Todos me miran. – Mari son para ti. No te ibas a ir de rositas.
—
De acuerdo – levanta las
manos. – Dispara pero miedo me das y creo que sé lo que me vas a preguntar.
—
¿Cómo se te ocurrió juntar
a lectoras, personajes y autora? ¿Qué querías conseguir
con esto?
—
Se me ocurrió a través de
una fuerte crisis literaria que tuve, no tenía ánimo para leer, nada me
llenaba, pensé en cerrar el blog. No me llenaba ni él ni su contenido. Luego
pensé en que esto me apasiona, leer y el haber conocido a tantísimos escritores
y rápidamente descarté la idea. Un domingo estuve maquinando sobre qué hacer
para renovar, quería innovar, crear algo que creo que hasta ahora nadie ha
inventado. Estuve investigando y vi: entrevistas al escritor, a los personajes,
de los lectores a los escritores... Pero como buena lectora siempre que he
acabado una novela he querido saber más, mucho más y básicamente así surgió
todo. Y gracias a ti, que me impulsaste a ello dándome el valor que me faltaba,
aquí estamos hoy conociendo más de Hans, Lucía, de ti y de tu mundo tarado.
—
Yo solo te di ese empujón
que te faltaba. A mí personalmente, me pareció una idea genial. Y estos locos –
señalo a Hans y Lucía – aceptaron sin pensárselo.
—
Gracias a todos por
aceptar, por venir, por preguntar y por una tarde tan increíble. – Mari lo
agradece a todos.
—
Ha sido todo un placer –
decimos todos a coro y nos empezamos a reír por haberlo hecho.
Nos montamos en varios
taxis y cuando llegamos a la fiesta de la playa puedo escuchar como alguna de
las chicas murmura “esto es como estar en una de sus fiestas”, “me encanta” o
“ojala encuentre yo un monito esta noche”. Al pasar la puerta y ver que tenemos
una mesa reservada para todos nosotros sonrío.
—
¿Listas para la fiesta de
vuestras vidas? – Hans deja unas botellas de Perrier-Joüet. – Tal vez Marta después de esta noche pueda escribir
la historia de unas amigas que llegaron a Los Ángeles para una entrevista y se
fueron con la mayor experiencia de sus vidas.
—
¿Quién sabe si lo haré?
Y comienza la fiesta. Una
fiesta muy especial pero como en toda historia, tal vez tengáis que esperar a
leer lo que pasó aquella noche en una próxima historia.
PORQUE LEER SIEMPRE SERÁ
EXCITANTE.
En cuanto terminemos esta historia pasaremos otra vez por la entrada para enterarnos mejor de todo!
ResponderEliminares una iniciativa muy original!
__cuchus__
Sí, sí, que esto lleva muchísimos spoilers. Un besazo cuchus.
EliminarPrefieres palabrería o un gran GRACIAS?! A Marta puedo decir que eres grande y estupenda y a Mari aún no tengo el placer de conocerla pero, deciros que sois grandiosas, gracias por éste regalo.
ResponderEliminarGRACIAS enorme a ti preciosa, por participar y estar siempre a mi lado. Muakssssssss
EliminarSois geniales, que gran trabajo habeis hecho entre todas. Mi más sentida enhorabuena a Mari, Marta y todas las chicas. Gracias por regalarnos este como denominarlo, rato entre amigos. Besos
ResponderEliminarGracias a ti preciosa por leerlo, comentar y participar. Muakssssssss
EliminarMarilo, Marta, me ha encantado ésta sección, ufff Marilo, pensar que por un momento quisiste dejar el blog, claro que no! Nos habríamos perdido de una sección tan especial como ésta, lástima que no fui del grupo en conocer a los chicos, quizás para la próxima, me ha encantado, de verdad, se les aprecia mucho guapísimas.
ResponderEliminarBesos...
Mi Dana, que razón tienes con echarle la bronac por pensar en cerrarlo. Ni de coña. Para la próxima te aviso personalmente. Muaksssssssss
EliminarSimplemente increible!! Una gran idea marilo!! Y marta adoro a tus personajes tienen todos un huekito en mi corazon
ResponderEliminarUna idea impresionante, de verdad, y yo encantada de hacerlo realidad. Muaksssssssssss
EliminarMe ha encantado!! Gracias Mari y Marta por dejarme formar parte! Un besazo!
ResponderEliminarGracias a ti por formar parte. Muaksssssssssss
EliminarDiiiooos que maravilla!!! Sois geniales!! Que pasada
ResponderEliminarpoder leer esto,como nos habeis introducido a todas las lectoras en la historia...ME ENCANTAAA!!
Seguid escribiendo porque desde luego que es lo vuestro!!! Graciaaaaas por dejarme formar parte de este capitulo!! Besooooos taradaaas!!!!!
He tratado de que todas tuvieseis un huequito dentro del relato. Con un poco de la personalidad que os puedo llegar a conocer (algunas supongo que habré acertado más). Gracias tarada. Muakssssssss
EliminarMe ha encantado, la idea y el relato, y aún que no me quedaron muchas dudas porque la historia está perfecta, eso de saber un poco más de ellos me ha emocionado y más cuando nosotras entramos en ella, porque de alguna manera mientras la leía yo formaba parte de ellos, será por la manera de escribir de Marta o la historia en sí que es preciosa.
ResponderEliminarGracias por este pedacito de relato y por poder participar en el ��������
Muchísimas gracias a ti por formar parte y prestarte a ello. Por querer tanto a mis chicos y por mostrarles tantísimo cariño. Muaksssssssssss
EliminarMe ha encantado la historia, me enganchado desde un principio te das cuentas , lo que somos capaces , de hacer por amor a tu pareja , y por tu familia y la historia de ellos me enamoró.
ResponderEliminarMuchas gracias mi Ali, que confió en mi sin conocerme desde el principio. La proxima un cafecito juntas. Muakssssssssss
EliminarMe ha encantado la historia, me enganchado desde un principio te das cuentas , lo que somos capaces , de hacer por amor a tu pareja , y por tu familia y la historia de ellos me enamoró.
ResponderEliminarQué decir Mari. Que estoy encatnada y es todo un honor comenzar tu nueva sección. Ya sabes que cq cosa que imagines o pienses, estaré encantada de colaborar. Ya te lo he dicho mil veces pero seguiré haciéndolo. Haces todo con corazón y eso se nota y se ve. Gracias por dejarme formar parte de tu blog. Muaksssssssss
ResponderEliminarYujuuuu
ResponderEliminarMe encanta la historia primera. Que locas.
Que guapa la entrevista. Muy loca!!!
pobre Hannah!!!!
Como ha molado!!!!!
Está genial, chicas.
Marta, quiero historia de Hannah.
Felicidades Mari, has conseguido que me enamore de la nueva sección.
Besos
Una locura con un buen final. Jajajajajaja. Muy tarado todo. Lo de Hannah, ains, ya sé que tu princesita te enamoró desde el principio. Muaksssssssssssssssssssss
EliminarMe ha encantado!! Ha sido una idea fantástica porque es verdad que cuando una historia te llega tanto siempre te quedas con ganas de saber más y que esas dudas te las resuelvan los propios personajes es sencillamente genial!! Muaaaas
ResponderEliminarhola!!!!! x aki tambien kiero dejar mi comentario!! al final has sido la chica que ha tenido la iniciativa de hacer todo esto!!!!! :)
ResponderEliminary como ya lo he dejado en el blog de Marta y en el face! gracias a las 2!! y al resto de chicas x participar!!!
aunqe suene mal!! :) me alegro d que tuvieras era mini-crisis!! xqe de eso a salido esta gran idea!!!!
mil besitos!!!!
Que decir que no haya dicho ya, me ha encantado, es una idea muy original y espero que se animen muchos más escritores :) Gracias también a Marta por ser la primera en participar y sobre todo, gracias por dejarme participar en esta aventura :)
ResponderEliminarM ha gustado mucho la idea. La verdad es q spre nos qdamos cn ganas d saber mas d las historias y asi lo podemos tener.
ResponderEliminarMarta ha contando d una manera muy original lo q pasa con los protas. M ha encantado.
Mi enhorabuena xa las 2!!!!
Laura de Andres
Hola guapa! No lo leo porque aun no he leído los libros pero cuando lo haga pasare por aquí. Un besote
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